Hace muchos años que empecé en el fascinante mundo de la fotografía. Recuerdo como, con mi primera reflex (una Kónica TC-Autoreflex) y montado en un 600, recorría la provincia de Cádiz para intentar meter sus paísajes en tres o cuatro carretes por sesión. La única forma retribuida que teníamos por aquel entonces los aficionadillos a las cámaras y aprendices de cuarto oscuro era la de presentarnos a los innumerables concursos que brotaban como setas por doquier. Baste decir que esta tarea era imposible porque casi siempre ganaban los mismos: Ribas-Prous, Pedra Benzal...Los Fontcuberta, García-Rodero, Koldo Chamorro, Soriano o mi paísano Fernando Herráez, por citar a algunos, se movían en otra dimensión y su nombre y su trabajo han quedado grabados en la Historia de la fotografía en España.
Hoy, gracias a la fotografía digital e internet, la fotografía se ha extendido...y se ha democratizado, liberándose del aura casi alquímica que impregnaba el trabajo en el laboratorio. Por doquier surgen nuevos y grandes talentos que me sorprenden gratamente por la calidad de su trabajo y por su estilo personal. En ocasiones cuando, en mi lugar de trabajo, presento mis obras publicadas en la red, una compañera (y sin embargo) excelente amiga me dice en tono de broma, que lo que pretendo es satisfacer mi vanidad. "Por supuesto, hija"-contesto-"esto me llena de orgullo y ya es casi lo único que me queda".
Así que bendita sea la vanidad que permite que disfrutéis de obras maestras como las mías.
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